La diabetes es una enfermedad metabólica grave que causa un aumento sostenido de la cantidad de glucosa en la sangre y existen dos tipos de diabetes I y II. En el caso de la diabetes tipo I la condición es causada por una producción insuficiente de la hormona insulina por parte del páncreas.
En cambio la diabetes tipo II es una condición causada por la resistencia de las células del cuerpo a la hormona insulina, pero en ambos tipos de diabetes se produce como resultado una elevación de los niveles normales de azúcar en la sangre, que pueden conducir a una insuficiencia renal, así como daños a los nervios y arterias, que en última instancia podría resultar en la ceguera o la pérdida de una extremidad.
Signos y síntomas de la diabetes
Entre los síntomas más comunes de los dos tipos de diabetes se encuentran; el hambre extrema, sed excesiva, micción frecuente, rápida pérdida de peso, fatiga, irritabilidad y visión borrosa.
Hambre Extrema
Los diabéticos a menudo se quejan de que están siempre hambrientos, incluso después de comer, esto se debe a que las células literalmente se mueren de hambre, en presencia de altas concentraciones de glucosa y sin la suficiente insulina o la capacidad de utilizarla, como sucede en la diabetes de tipo II, las células mueren de hambre enviando un mensaje al cerebro indicándole que el cuerpo necesita comer más.
Sed excesiva
La sed es un mecanismo incorporado que le indica al cuerpo que no está bebiendo lo suficiente y en el caso de los diabéticos, el cuerpo trata de diluir peligrosamente altas concentraciones de glucosa en el torrente sanguíneo sacando el agua fuera de las células y por ello estas le dicen al cerebro que necesita más agua, registrando una sensación de sed sostenida.
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Micción frecuente
El cuerpo se compone de más o menos 80 por ciento de agua y si las células del cuerpo le dicen al cerebro que el cuerpo tiene sed, los riñones responden excretando el exceso de agua tomada a través de los líquidos adicionales y a medida que el volumen de agua se pierde a través de la orina, la concentración de glucosa aumenta, causando más sed y así se conforma un ciclo vicioso continúo.
Pérdida de peso rápida
Como parte de los mensajes mixtos que recibe el cerebro durante los períodos de altas concentraciones de glucosa, el cuerpo responde en una de dos maneras, dependiendo del tipo de la diabetes, así por ejemplo los diabéticos tipo I no producen suficiente insulina, por lo que las células del cuerpo literalmente mueren de hambre y debido a que no pueden producir energía quemando glucosa, queman la grasa corporal, promoviendo el descenso de peso.
Los diabéticos de Tipo II producen grandes cantidades de insulina, pero sus tejidos son resistentes a ella y el cuerpo reacciona de la misma manera que los diabéticos de tipo I, ya que su organismo al no poder reconocer la glucosa, quema la grasa con la consiguiente pérdida rápida de peso.
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Fatiga
Cuando un diabético pasa días, semanas o meses, con los niveles de glucosa en la sangre no regulados, la fatiga extrema se hace presente, por los desequilibrios energéticos que van desgastando las reservas naturales.
Irritabilidad
El sistema nervioso es el principal consumidor de la glucosa en la sangre y el cerebro depende de ella como única fuente de combustible, por ello si el metabolismo trabaja con bajas concentraciones de glucosa en la sangre, la irritabilidad se hace presente.
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Visión borrosa
Similar a la irritabilidad, cuando el cerebro empieza a escasear la glucosa en la sangre, que no envía la información adecuada en el nervio óptico y los ojos. Por otro lado altos niveles de glucosa sostenidos pueden dañar la retina en los ojos, generando una patología conocida como retinopatía, de la cual resulta una pérdida parcial o completa de la visión.
Fuentes: Universo Alternativa – Saludables hoy
